jueves, 29 de marzo de 2012

La hora del planeta


            Desde 2007, el último sábado de marzo de cada año se celebra La hora del planeta. Este año 2012 se realizará el próximo sábado 31 de marzo, entre las 20:30 y las 21:30 horas. Se trata de un evento internacional promocionado por el World Wide Fund for Nature (WWF), que consiste en un apagón eléctrico voluntario, en el que se pide a hogares y empresas que apaguen las luces y otros aparatos eléctricos durante una hora. Con este evento se pretende concienciar a la sociedad sobre la necesidad de adoptar medidas frente al cambio climático antropogénico y las emisiones contaminantes, así como ahorrar energía y aminorar la contaminación lumínica. Según los organizadores del evento internacional, apagar o reducir la energía en negocios, casas, y otros lugares, resultará en la bajada de las emisiones de CO2.

            Uno de los lemas de la campaña dice Apaga la luz, enciende el planeta. Dicen que es un gesto que dura 60 minutos, una hora en la que en los hogares debemos apagar nuestras luces, quedarnos a oscuras un ratito tan solo para testimoniar nuestro compromiso para reducir las emisiones de CO2, para ayudar a evitar el más que controvertido Cambio Climático… Como gesto está bien, pero hace falta algo más. ¿Qué hacemos durante esa hora a oscuras, aparte de mirar al cielo y apreciar como pocas veces, un firmamento estrellado que se multiplica, gracias a la ausencia de contaminación lumínica durante esa hora, y eso si es que no está nuestro cielo nublado?

            Si toda la Humanidad, o gran parte en la mayoría de nuestras ciudades, aprovechara esa hora a oscuras, encendiendo si acaso unas velitas que acompañaran una meditación, o una reflexión en un alto en el camino de nuestras ajetreadas vidas, los resultados serían sorprendentes. Podría darse una curiosa paradoja. Porque puede que estando a oscuras, en la penumbra de unas velas, accediéramos a un estado de conciencia diferente, limpio y verdaderamente despierto, alerta, consciente del momento presente, del aquí y ahora, auténtica sensación de estar vivos, conectados a nuestro verdadero Ser. Paradoja, porque suele ocurrir que durante el ajetreo de nuestros quehaceres cotidianos, ya sea acompañados de la luz del día o de nuestras luminarias domésticas más allá del atardecer, estamos la mayoría de las veces a oscuras en lo que a la Consciencia se refiere, absortos en la cadena imparable de actividades, o sumergidos en el murmullo interminable de nuestros pensamientos…


           Esas luces animadas por la electricidad, son un opaco reflejo de otra Luz infinitamente más potente, cuyo precio no está exigido por una factura monetaria de una gran compañía eléctrica. No, esa otra Luz requiere el precio del compromiso nada económico de estar conectados a la red de nuestro Ser Interno, de nuestra Consciencia intangible. Una hora, una hora tan solo puede bastar para iluminar el resto de nuestras vidas, si apretásemos el botón de una linterna que focaliza con su Luz cada acto de nuestras vidas, cada pensamiento, cada sentimiento, que arroja Luz de comprensión también sobre nuestra propia sombra, a ese lado oscuro que se manifiesta con el ropaje de la inconsciencia, del sueño, de la sinrazón, de nuestros defectos…

            Salvemos al planeta, otro lema que denota la ignorancia y el orgullo humanos. Seguimos erigiéndonos en los reyes de la Creación hasta cuando queremos tener gestos tan aparentemente nobles, como es este evento del 31 de marzo. Creemos que podemos destruir la Tierra, y también creemos que podemos salvarla, como si el planeta no contase para nada, no decidiese nada al respecto, como si fuese una simple esfera que hubiese tenido la mala suerte de albergar y soportar al género humano… No comparto este lema de Salvemos al planeta, no es respetuoso con la propia Tierra porque desprecia su verdadero poder, y porque supedita a la misma al poder absoluto del Ser Humano.

            Ya hemos comentado muchas veces que la Tierra es un ser vivo, que así la han visto y la ven muchas culturas nativas de diversas partes del mundo, que incluso algunos científicos, como es el caso de Lovelok, consideran que este cuerpo planetario conforma un todo en evolución, cuyas diversas formas de vida están interrelacionadas… Es una Madre que alimenta y da vida a todos sus hijos e hijas, incluido el género humano. Decir que la Tierra tiene su propia consciencia, que es un ser vivo en sí misma, puede suponer para muchos hoy día una auténtica herejía científica. También sabemos que las herejías científicas del momento, luego han sido muchas veces hipótesis razonables, para finalmente convertirse en incuestionables realidades.

            Esos 60 minutos pueden servirnos para comprender que llegó la hora del planeta, pero no en el sentido de ese concepto de efímera fracción horaria, dentro del estrecho espacio de un solo día de nuestro calendario anual. Llegó la hora del planeta es el lema alternativo y que vuela alto, la comprensión y apuesta personal de cada uno por un nuevo paradigma, el de la Conciencia Planetaria, la aceptación humilde de nuestra condición de humanos dentro de una única y gran familia, y que compartimos esta bella casa cósmica que es la Tierra, junto a otras tantas familias de animales, vegetales y de todos los reinos de la Naturaleza.

            Que la Luz te ilumine en esa hora de oscuridad del 31 de marzo, si es que decides participar.

Francisco Pérez Paulete.

3 comentarios:

  1. LA HORA DEL PLANETA


    “El autentico conservacionista es alguien que sabe que el mundo no es una herencia de sus padres, sino un préstamo de sus hijos.”
    J. J. Audubon, naturalista, ornitólogo y pintor.

    En ocasiones el avance de la ciencia pasa por emplear métodos nada ortodoxos. Audubon en sus trabajos de investigación como ornitólogo, no dudaba en emplear un arma de fuego contra las aves para obtener así como pintor, un modelo cómodo para las ilustraciones y publicación de sus estudios.

    Duff Hart Davis, como biógrafo de J. J.Audubon decía al respecto que, “cuanto más rara era el ave, con mayor impaciencia la perseguía Audubon, sin preocuparse aparentemente porque su muerte acercase un poco más a la especie a su extinción”

    Mi pregunta es: ¿Están permitido en aras de la ciencia, todos los métodos para llegar al fin propuesto? Creo que en la mayoría de los casos no deberían estar permitidos, y aquí lo dejo, pues continuar desataría en este sentido tal vez una gran polémica, algo que no procede en el espacio de este comentario.

    Muchas son las cosas que todavía hoy, en el siglo que estamos, permanecen sin una solución definitiva para erradicar de una vez por todas, acciones como las que se emplean actualmente en la agricultura de algunas zonas del globo que, con la práctica de corte y quema por parte de los agricultores, no pueden garantizar el control de un fuego que a veces va más allá de la zona a tratar.

    Precisamente porque el planeta tierra es un ser vivo, y con un cuerpo excepcionalmente dotado de una fuerza desconocida e insuperable, creo que antes de que la humanidad acabe con el planeta, será el planeta quien en legítima defensa acabe con la humanidad. En este sentido la humanidad será la responsable de su propia desaparición.

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  2. Muy bien escrito. Merecemos que la Naturaleza acabe con nosotros y no nos escandalicemos como hipócritas...

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  3. QUERER A LA NATURALEZA ES MERECEDOR LUCHEMOS JUNTOS Y DISFRUTAR VERDADERAMENTE CUANDO YA GANAMOS LA GUERRA MIENTRAS NO...
    LUCHEMOS CON EL CORAZON Y EVITAR QUE NUETRA MADRE TIERRA SE ACABE O SE CANSE DE LUCHAR Y NO VERIAMOS A NADIE SALIR DE SUS CASAS Y ALGUIEN SE PREGUNTA PORQUE...? QUIZAZ YA NADIE EXITIRIA O LOMISMO QUE FUERA DEMASIADO TARDE...

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