Era una soleada mañana. Junto a unos contenedores de basura y reciclado de cartón, plásticos y vidrio, en el suelo hormigonado yacía un pajarillo muerto, un jilguero dentro de una magullada y retorcida jaula de apenas 20x15 centímetros, con la puertecilla curiosamente abierta.
Sin lugar a dudas y por el estado de la misma, alguien había arrojado la jaula desde las inmediaciones o desde lo alto de alguna azotea, dispuesto a volver a colgar nuevamente sobre la pared otra carcelita de madera y alambres, con un nuevo preso llamado a impresionar a su humano carcelero con un espectacular canto…
Esa misma mañana, mientras realizaba las tareas propias de cualquier día del calendario laboral, una mezcla de tristeza, melancolía y compasión envolvían mis pensamientos. ¿Tan enfermos estamos que no somos capaces de ver la grandiosidad de la Libertad que muchos seres representan, simbolizan y expresan de manera especial, como es el caso de los pájaros?. ¿Porqué a muchos les cuesta tanto respetar esa Libertad, porqué hemos olvidado reverenciarla, amarla, cantarla, cuidarla, vivirla?.
Los pájaros son la expresión viva de la Libertad, son expresión de la alegría de ser libres. El viento es el Espíritu de la Libertad. El viento y los pájaros son el espíritu y el cuerpo de la Libertad, respectivamente. Por eso, cuando alguien enjaula a un pájaro, está privando al cuerpo de un ser vivo el poder expresar su cualidad genuina, lo está privando de expresar su Gracia y su Misión en el mundo material: testimoniar el misterio de la Libertad, invitando al Ser Humano a vivirla. El canto y el vuelo de los pájaros son las manifestaciones materiales de la virtud de ser libres. El canto es la vibración sonora de gratitud y alegría por ser libre. El vuelo es el ejercicio y la expresión volitiva de ser libres…
El pájaro enjaulado no es más que la proyección de un estado psicológico de la persona que lo ha enjaulado. Representa y expresa un bajo nivel espiritual, manifiesta un cierto estado de esclavitud, polo opuesto de la Libertad.
Aquella jaula retorcida con el jilguero muerto, junto a los contenedores de reciclado de nuestros desechos de consumo, es un mensaje de nuestro desprecio de la Libertad, de nuestra caída como personas, del colapso y muerte de nuestra actual civilización. Pero al mismo tiempo la puerta abierta de la jaula y los mismos contenedores de reciclado simbolizan la amorosa y generosa invitación a la regeneración del Ser Humano, a su reciclaje psicológico y espiritual.
Francisco Pérez Paulete.
Me ha encantado esta entrada =)
ResponderEliminarPatético y realista canto en defensa de la libertad, magníficamente representada en la muerte de ese jilguero encarcelado. Un hermoso elemento inspirador para un cuento didáctico, que mucha falta hace a esta sociedad materialita tan deshumanizada. ¡En hora buena !
ResponderEliminarRafael Rasco.