miércoles, 18 de enero de 2012

El calendario maya y el 2012


Existe un sentimiento en muchas personas de que estamos viviendo una etapa crucial para el planeta Tierra y la Humanidad. Un punto de inflexión, un salto para nuestra evolución colectiva, dentro de un proceso de cambio planetario y cósmico, todavía vagamente definido para muchos desde el intelecto.

Es un sentimiento caracterizado por una certeza que nace del pozo sin fondo de nuestro Ser Interno, sentimiento del que habla el Corazón utilizando al principio el lenguaje de la intuición, para alcanzar con el tiempo la certeza de la objetividad que aporta los hechos de nuestra actualidad.

Tirando del Hilo de Ariadna, y adentrándonos en el aparente laberinto que conforma la Sabiduría Perenne, en sus ramificaciones filosóficas, espirituales, artísticas y científicas, aquella que fue protegida y preservada desde la más remota antigüedad por el secreto y el símbolo, nos encontramos en el presente año 2012, después de haber dejado atrás el claro-oscuro calendario del siglo XX, repleto de grandes avances tecnológicos, médicos, sociales y humanos; de un sinfín de conflictos bélicos interminables; la caída de regímenes totalitarios; la carrera armamentística y amenaza nuclear; desastres ambientales que ponen en peligro la vida del planeta, etc…

Un dogma hasta ahora inquebrantable del viejo paradigma científico, ha sido la concepción del Tiempo como lineal. Esta idea también es compartida por las religiones. Según ambas visiones del mundo, todo nació de un punto y momento original, bien como Gran Explosión (Big Bang) o como Génesis (dogma creacionista religioso), para transcurrir consecutiva y linealmente hasta un final, que desde el actual concenso científico podría definirse como Gran Colapso (Big Crunch) o Juicio Final, Fin de los Tiempos, etc., (visión religiosa cristiana). La Respiración de Brahma de los hindúes (inspiración-expiración del proceso creacionista de Dios), no sería más que la versión espiritual anticipada del proceso de expansión-contracción del Universo. Ciencia y Religión, como vemos, comparte algún que otro postulado. No obstante, otras teorías científicas explican de diferente manera esta cuestión (Teoría del Estado Estacionario o de Creación Continua, Teoría del Universo Pulsante, etc.).

Pero antes del reinado de la Era Tecnológica y del Materialismo Ilustrado que nos ha tocado vivir, en la antigüedad el Tiempo era medido por la observación de los ciclos naturales y astronómicos. Todo giraba en torno a rotaciones cíclicas, porque así lo indicaba el paso de las estaciones, de la influencia diaria de las mareas, del día y la noche, las constelaciones, los eclipses, las cosechas…

Una de las culturas que definieron y detallaron de forma magistral el Tiempo Cíclico, así como el funcionamiento del Reloj Cósmico, fue la Maya.

A continuación, y para explicar en qué consiste el calendario de los mayas, reproducimos en letra cursiva parte del trabajo de José Argüelles:

La fecha 2012 viene del calendario cuenta larga Maya, el cual define un ciclo muy preciso de 1.872.000 días empezando el 13 de agosto de 3113 AC (14 de agosto de 3114 AC en la cuenta Juliana), y finalizando en el decisivo día, 21 de diciembre del 2012. Este intervalo de días es a menudo referido como “el Gran Ciclo.” Esto no es solo una cuenta de días fortuita, ya que integra el ciclo completo de la historia como la conocemos – esto es, desde el inicio de la primera dinastía en Egipto y la primera ciudad de Uruk en Iraq, ambas fechadas 3100 AC aproximadamente, al estado acelerado de la globalización, cambios de clima y guerra en el que nos encontramos. Sí, el final de la historia – ese es el significado del 2012. Y ¿quién puede dudar que el estado de los asuntos en el mundo hoy está en algún punto crítico de desmoronarse?
Pero, ¿quiénes eran los Mayas que pudieron llegar a tan preciso momento, y cuál era la naturaleza de su calendario que pudo ser usado para predecir y definir eventos como el inicio y el final de la historia?...
Principalmente entre los grandes logros artísticos y científicos de los Mayas estuvo su sistema de calendario único. Utilizando un sistema vigesimal (cuenta en veintes, distinto del decimal, cuenta de diez) con un cero posicional, las matemáticas que fundamentan el calendario Maya eran un fenómeno mundial totalmente único. Con este programa matemático los mayas idearon un elaborado sistema calendárico no igualado por ninguna civilización en este planeta. Con este sistema, empleando más de 17 calendarios simultáneamente, los Mayas calcularon innumerables ciclos del tiempo, todos grabados en un sistema de anotación único en sus monumentos fantásticos de piedra. Para los mayas, el tiempo es un medio fractal de sincronizar eventos que ocurren en diferentes eras y hasta sistemas de mundos…
Para los Mayas, el ciclo de 5125 años – 1.872.000 días que termina en el 2012 es un fractal de calibración del tiempo cósmico perfecto, sus dos indicadores claves son el 13 y el 20 – por ende 13:20, la frecuencia de tiempo natural. Estos dos factores – 13 y 20 – también crean el Tzolkin o índice de 260 permutaciones, la base de todos sus calendarios. Por ende, la medida de 1.872.000 días se divide perfectamente en 13 sub-ciclos de 144.000 días cada uno, ó 13 baktunes. Cada baktun se divide perfectamente en 20 sub-ciclos llamados katun de 7200 días cada uno, ó 20 katunes por baktun. Esto significa que hay 260 (13×20) katunes por 13 baktunes, y que actualmente estamos en los últimos seis años del katun número 260 de toda la Historia!.
El treceavo y último baktun empezó en el año 1618. Este es el año que marca efectivamente el comienzo de lo que se llama en el Oeste “revolución científica.” Esta fecha, 1618, también es conmemorada por la perfección del reloj mecánico. A pesar de que lo demos por sentado, este reloj, la base de la mecanización del tiempo, es la fundación de una civilización moderna, sin el cual la revolución industrial nunca hubiera ocurrido. Pero el calendario Maya también dice que la revolución científica, que comenzó en el año 1618, terminará, junto con toda la historia, 144.000 días más tarde, en el año 2012.
Notarán que el número de días en un baktun – 144.000 – es el mismo número que aparece tan prominentemente en el libro número 27 del Nuevo Testamento, el Libro del Apocalipsis:
“Luego escuche el número de esos que fueron sellados: 144.000 de
todas las tribus de Israel…” 7:4
“Luego mire y allí ante mí estaba el Ciervo parado en el Monte Zion,
y con él 144.000 quienes tenían su nombre y el de su padre escrito en
sus frentes.” 14:1
“Y cantaron una nueva canción… y nadie pudo oír la canción excepto
los 144.000 que habían sido redimidos de la tierra.” 14:3-4
¿Es mera casualidad que el número de la medida del tiempo para contar los días hasta la “Hora” del último día en el “fin del tiempo”, y el número de los elegidos redimidos de la tierra son el mismo, 144.000?...
            Bueno, José Argüelles cuando habla del fin de la Historia según los mayas, se está refiriendo al fin de un ciclo, de una etapa, era o como lo queramos llamar. En internet existe mucha información respecto al calendario Maya. Al final muestro algunos videos que considero especialmente ilustrativos sobre este tema.
            El materialismo y la inconsciencia en la que se ha sumido la Humanidad contemporánea, ha alejado a la misma del conocimiento de ciertas Leyes Universales, de ciclos periódicos que regulan e impulsan de forma espiral la evolución de la energía en sus variadas formas, de la vida en el universo. El Ser Humano no escapa a ese Impulso Ascensional. Y no nos debería resultar tan extraño que esto sea así, ya que nosotros mismos hemos organizado nuestro sistema educativo en base a cursos, ciclos, etapas ascensionales que van desde niveles primarios a ciclos especializados universitarios… ¿Acaso nuestras creaciones humanas no son el desdibujado y opaco reflejo de realidades y procesos superiores, cósmicos, que apenas empezamos a vislumbrar?
            La parcialidad y la disgregación, unido a un letargo e inconsciencia colectivos, atrofió en muchos la capacidad crítica y autocrítica de las personas, amén del sentido de síntesis, esa capacidad de vislumbrar el mensaje final y total del puzle de la Vida, del enigma subyacente en cada una de las piezas que unidas e interrelacionadas dan forma y sentido a un Todo…
            Cada día los medios informativos nos atiborran con noticias de economía, de dinero, de crisis financiera, de efímeras confrontaciones deportivas, de conflictos bélicos, etc. Los analistas y comentaristas mediáticos tan solo ven la parte sensorial y materialista, egoísta, de esos acontecimientos… Pero hay más, y a cada uno se le ofrece en estos vitales y cruciales momentos ver más allá de sus propias pestañas, hilando desde la perspectiva integral aconsejada por un Maestro como Jesús, cuando dijo: “el que tenga ojos para ver, que vea y oídos para oir que oiga”. Es un llamado a despertar nuestra Conciencia y trascender el sueño dualista.
            Francisco Pérez Paulete.





2 comentarios:

  1. DIOS Y EL FIN DEL MUNDO

    Una vez más, y como ha venido ocurriendo a lo largo de los siglos, la trompetería del juicio final vuelve a sonar para recordarnos un nuevo fin del mundo, algo que, si Dios no lo remedia, tendrá lugar a finales de este año 2.012, año clave en la profética y remota visión catastrófica Maya. Por si fuera poco, no se sabe a ciencia cierta, si ese viajero sideral llamado Hercúbulus pasará de largo en su amenazador periplo, o se hospedará en nuestro hogar la Tierra, incordiando a la humanidad con tsunamis y estremecimientos atroces en los cimientos del corazón humano. Muchos creen que este hercúleo mensajero de Dios, viene a dar un tirón de orejas al hombre una vez más por su soberbia y sus pecados, (recuerden como muestra de soberbia la construcción de la torre de Babel.) Desde uno de mis puntos de vista, es una reprimenda desproporcionada. De todos modos, y para consuelo de aquella parte de la humanidad asustadiza, es preciso reseñar que desde el comienzo de la vida humana, a esta Tierra de nuestras tribulaciones, le ha sobrevenido toda suerte de catástrofes a nivel planetario sin que nada ni nadie, Ángel o Demonio haya podido aniquilarla, sometida en todo tiempo a las más terribles adversidades: Glaciaciones, terremotos tsunamis y hasta un diluvio universal. ¿Por qué ahora precisamente, y no en alguna de las predicciones anteriores que sumieron en el terror apocalíptico al mundo, como por ejemplo en el no muy lejano año 2.000? Pero en este tema es preciso aclarar cuando decimos el fin del mundo, a qué mundo nos referimos. ¿No sería más apropiado decir el fin de un mundo? Solo así podría explicarse los miles de fines de mundos habidos en la historia de la humanidad cada vez que un ser humano muere, ya que para él ha sido el fin de su mundo. Pero también es posible, como no, la destrucción total del Planeta Tierra. Amenazas para desintegrarla por impactos siderales nunca le faltaron ni le faltaran. Lo que resulta más difícil por no decir imposible, es que el Mundo Universo con sus millones de galaxias conteniendo otros mundos pueda dejar de existir.
    Sugería más arriba la acción de un Dios vengador, pero la verdad y, desde el fondo de mi corazón, opino que Dios no tiene nada que ver con este tema. ¿Cómo puede ser Él, como Sumo Hacedor tan cruel aniquilando a la humanidad? La prueba de la supervivencia de la humanidad hasta nuestros días demuestra que Dios está interesado en su proyecto, a no ser claro está, que haya quedado harto de las estupideces del hombre en la escalada armamentística sofisticada para sus peligrosos juegos de guerra, puerta tras la que late el más amenazador terrible y destructivo corazón apocalíptico para acabar realmente con nuestro Planeta: ¡La bomba atómica!

    Rafael Rasco.

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  2. Dios y el Fin del Mundo son dos cuestiones dentro de lo espiritual que han sido especialmente tergiversadas, humanizadas y hasta vanalizadas. La exoterización de lo religioso, el rito repetitivo e inconsciente, que alimentó durante siglos a la Humanidad, a modo de calmante de sus miedos y supersticiones, formaron el cliché en esas doloridas mentes, de un Dios humano, caprichoso, vengativo, irascible, etc. Eso unido a una interpretación literal, hecha desde el miedo y no desde el anhelo espiritual, de los textos sagrados... Dios no es un ser de barba blanca sentado por la eternidad entre las nubes, obsesionado con cierto pueblo elegido y ajeno al resto de la Humanidad y del resto del Universo... Dios es un aspecto espiritual incomprensible para la mente, para el ego. Es "algo" que vive dentro de cada Ser, que no es ajeno al Ser individual, pero que une a todos los Seres (ya se que esto supone un koan incomprensible para la mente lineal de nuestra sociedad occidental) que pulsa en cada latido, que hace posible el inimaginable orden cósmico, desde lo micro de los electrones, átomos, moléculas, hasta lo macro de la organización de los cúmulos galácticos y lo que ya la nueva ciencia empieza a denominar "multiversos"... Se ha hablado demasiado de Dios en tantos siglos, y solo los que adoptaron el silencio mental, la meditación y la oración saben de la experiencia de "sentir" a Dios, algo dificilmente transferible y explicable desde el lenguaje...
    Respecto al Fin del Mundo, creo Rafael que todos esos embites de desastres naturales, glaciaciones, etc. que ha tenido la Tierra por tanto tiempo, no son más que las manifestaciones "somáticas" de un cuerpo planetario que evoluciona, que asciende hasta alcanzar en su lejano futuro una madurez que esta Humanidad aún no puede ni imaginar. Nosotros, parte del "paquete" evolutivo del todo terráqueo, noosfera todavía insconciente del papel que juega en este todo planetario, con nuestras acciones simplemente provocamos reajustes, que en algunos casos tiene consecuencias que la mente común podría denominar "dolor" y "sufrimiento", el mismo dolor y sufrimiento que produce un parto humano o animal, aspecto colateral insignificante frente a la alegría de lo que nace, de lo que se crea... Los mayas nunca hablaron de "Fin del Mundo", si acaso de "Fin de un Mundo", pero desde el prisma de una civilización fracasada, de un tránsito entre dos etapas evolutivas, de un salto evolutivo dentro del Plan Cósmico de la Tierra, del Sistema Solar y de la misma Galaxia con toda la Vida que contiene... Ya se que todo esto puede sonar a "chino" a muchos, no acostumbrados a esta visión que se aleja del viejo paradigma religioso y filosófico, pero sigo invitando a bucear en el puzle que conforma la Sabiduría Perenne, a tirar del Hilo de Ariadna de las Tradiciones Filosóficas y Espirituales, dedos de una misma mano... A oir en nuestro propio interior, a escuchar nuestro Corazón...
    A menos que uno mismo mismo tenga algo a lo que se aferre fuertemente, no hay nada que temer para el presente año y los próximos, aunque ocurrirán acontecimientos extraordinarios, que cambiaran nuestra percepción histórica, científica, filosófica y religiosa, hechos que ya están ocurriendo y que nos obligarán a modificar nuestra escala de valores y prioridades. Pero ¿a qué nos hemos anclado?, ¿dónde tenemos nuestro Centro de Gravedad como personas?. Esa es la cuestión. Precisamente aquellos primeros cristianos, dieron demostración de una tranquilidad y paz excepcionales ante unas pruebas extremas. Para una mano que quiere sostener una moneda, existen dos formas de retenerla, una con tensión agarrándola hacia abajo, porque si se abre la mano la moneda caerá y la perderemos, y la otra distendida con la mano abierta hacia arriba, la moneda así no caerá... Vemos como un mismo acontecimiento, una misma acción o meta tiene dos resultados opuestos, simplemente es cuestión de "girar" nuestra actitud frente a la vida...

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