miércoles, 27 de abril de 2011

Amando a la Gran Madre

Pacha Mama (del quechua pacha: tierra, mama: madre, es decir Madre Tierra) era una gran Diosa para los pueblos indígenas de los Andes Centrales de América del Sur que cobijaba a los hombres, posibilitaba la vida y favorecía la fecundidad y la fertilidad de la tierra.

1 comentario:

  1. ¿HASTA CUANDO LA AGRESIÓN A LA TIERRA?


    Es el Mar incuestionablemente, el punto inicial y fin del ciclo del agua en el planeta. El agua del Mar se evapora por efecto de los rayos solares (nada está donde permanece por simple azar), asciende a la atmósfera y se precipita luego sobre la Tierra, cumpliendo así parte de una de las acciones naturales más importante para la supervivencia de todas las especies. Pero este Mar, fuente de toda vida, puede trocarse paradójicamente en un serio peligro para el futuro desarrollo de la existencia humana: Si el Mar enferma seriamente, la especie humana estará seriamente amenazada de muerte.

    La contaminación química del agua del Mar en las últimas décadas, ha subido de un modo importante, y es por eso por lo que deberíamos a través del sentido común, ser conscientes de que esa contaminación es la clave para que el Mar termine muriendo, si no se consigue atajarla a tiempo. Es sabido que el aumento en los niveles de contaminación por plomo y estroncio 90, se debe a las pruebas atómicas, accidentes nucleares y en su día, al uso y abuso del DDT.( En algunas zonas del globo el contenido de DDT. en los peces fue el triple del máximo permitido) Otros elementos tóxicos, como los vertidos de una actividad fabril obsoleta y poco escrupulosa con el medio ambiente, amén de los accidentes en la extracción petrolífera de los fondos marinos, y del transporte que en miles de toneladas de crudo a veces caen al mar, o, de la quema accidental o intencionada por razón de conflictos armados de los pozos petrolíferos, o de los vertidos fecales de las áreas urbanas y de los elementos tóxicos de las industrias, vienen a contribuir notablemente en esa constante intoxicación de un espacio de vital importancia para la humanidad. Hasta en la Antártida, libre de toda actividad industrial, se ha detectado plomo 500 veces superior al aceptado de un modo natural.

    La pesca ha sido desde siempre, una fuente principal de proteínas para el ser humano ribereño, viniendo a resolver por ese medio, carencias alimentarias en muchos países en desarrollo. Pues bien: Todo esto puede malograrse en un tiempo no demasiado lejano, si el hombre desde ahora, no se impone a su desidia, dando así los primeros pasos hacia una conciencia correcta sobre la deriva hacia la que camina la tierra, y con ella, la humanidad. La creencia de que la propia tierra tiene recursos suficientes para eliminar por si misma toda contaminación posible, (craso error), dificulta definitivamente la comprensión de la verdadera realidad del problema. La insistencia sobre las irreflexivas aplicaciones del armazón de nuestro modelo diario de civilización, vendría a influir positivamente para erradicar esa absurda creencia.


    Si el avance de la civilización no se regula con sentido común en aquello que nos envenena, podemos acabar desapareciendo víctima de ese progreso porque, no solo el mar está contaminado: También lo está el aire que respiramos.
    El hombre adulto necesita una aportación diaria de 15.000 litros de aire, que debería contener en su composición sólo de oxigeno (21%), nitrógeno (78%) y dióxido de carbono (0,03%). Pero este aire lamentablemente, lleva incorporado además cantidades muy elevadas de tóxicos. Cada día más, en las calles de nuestras ciudades aumenta de un modo imparable, el número de vehículos a motor. Cada mil automóviles producen al día unas 3 toneladas de dióxido de carbono, 200-400 Kg. de hidrocarburos, 50-150 Kg. de óxidos nítricos y otros muchos tóxicos más. Todo, o parte de ello por un lado, es arrastrado hacia el mar en los períodos de lluvia, y por otro a las fuentes de agua subterráneas. Por todo esto podemos decir, basándonos en los datos sobre la progresión tóxica, que el futuro de la salud del planeta, es poco o nada halagüeño: Si la Tierra enferma, el ser humano enfermará; si perece, nosotros pereceremos con ella.

    Oscar Raff

    ResponderEliminar