martes, 17 de abril de 2012

El Rey de la Creación y el elefante



El niño está arrodillado, mantiene una actitud de devota reverencia, de supremo respeto y amor, su barbilla ligeramente inclinada denota la ausencia total de orgullo. Está en una actitud tranquila y silente. El libro en sus manos expresa el Conocimiento y la Sabiduría dignificada por la Humildad. Frente a él se encuentra un elefante igualmente inclinado, con su trompa enroscada sobre sus patas delanteras, parece meditar las palabras que el niño recita suavemente… Esta imagen simboliza el nacimiento del nuevo Ser Humano, es la propuesta alternativa a la caída del Rey de la Creación, es la ceremonia iniciática que da lugar a la Creación del Rey, el que primero fue mendigo, después vasallo, más tarde príncipe para culminar en Rey cuyos dominios y reino se extiende desde las llanuras y valles de su piel hasta el mar de su Corazón y el Cielo de su Espíritu. Un Rey que combate con éxito contra sus  propios defectos, que toma la espada de la Voluntad para vencer las embestidas de una mente draconiana que arrojaba fuego de sufrimiento sobre el castillo del cuerpo y la bandera del Alma… Su cetro ya no es de mando, sino de Servicio, y su Corona no es de oro y joyas, sino de rayos de Sol y de estrellas, expresión infinita de su trino poder: Voluntad, Libertad y Amor…

Desde la cultura y religiosidad del mundo occidental se nos ha inculcado que el Ser Humano es el Rey de la Creación. Y si echamos un vistazo a la Historia, veremos que ha sido un reinado más bien absolutista y tiránico en muchos aspectos.

Y este 2012 no para de darnos señales simbólicas y muy expresivas de la cuenta atrás y liquidación de esta etapa del dominio abusivo que como especie reinante hemos ejercido sobre el planeta. Sin ir más lejos, y ya que hablamos de realeza homínida, hemos tenido en España la noticia de que nuestro Rey, el Jefe del Estado, se ha roto la cadera en su estancia en el país africano de Bostwana, donde había ido a cazar elefantes.

Todos los medios de comunicación han distribuido prácticamente la misma fotografía, que por cierto es de hace algunos años. Se ve al Rey y a otro cazador de la empresa Rann Safari, ambos con escopetas de caza y con actitud altanera, triunfal y orgullosa, con un elefante ya abatido y muerto apoyado sobre un árbol, justo detrás de ambos… También circula otra imagen en la que se ve al Rey y al mismo acompañante de Rann Safari en medio de dos búfalos igualmente abatidos. Esto ha levantado gran polémica en nuestro país, ya conmocionado de por sí por la tortuosa crisis económica que nos acecha. En África la caza de paquidermos suele oscilar entre los 7.000 y los 20.000 euros por ejemplar, a lo que hay que sumar los gastos del viaje y estancia. Algunas empresas españolas ofrecen safaris de 15 días para cazar elefantes por una cantidad que oscila entre los 37.000 y 45.000 euros, según la zona donde se practique la caza.

Las redes sociales no han parado de criticar que el Rey se haya ido de caza. Otros y otras lo que han hecho es simplemente burlarse, tomárselo a broma. Desde el lado político unos lo han calificado de frivolidad, que si derrocha con la que está cayendo… Desde otro partido se ha guardado silencio, los hay que únicamente han deseado la pronta recuperación del Rey, y también quienes aprovechan para pedir la III República…

            En ningún caso se ha destacado suficientemente la muerte impune y brutal de un animal noble e indefenso como es el elefante, salvo una pequeña reseña de algún minoritario grupo político-ecologista, destacando que se trata de una especie en peligro de extinción.

Pero existe otra perspectiva ignorada, no contemplada ni pública ni mediáticamente. Es una perspectiva que trasciende el dinero, la política, las cuestiones de Estado y gobierno. Es una mirada y un diagnóstico desde la Conciencia, una prospección desde el Alma y el Corazón del Ser Humano.

África, la dolida y vilipendiada África. El continente del vergonzoso reparto colonial de las civilizadas naciones europeas. El de la perpetua crisis ignorada de la hambruna, el SIDA, los señores de la guerra, etc. África, cuyas joyas del mundo animal sirven para el desahogo del cavernícola instinto de caza de la polvorienta realeza europea y de la élite política y económica que convulsiona el mundo.

Los elefantes, esos hermosos e imponentes animales, que han sufrido históricamente el acoso del ser humano, perseguidos especialmente por el marfil de sus colmillos, y que en la actualidad se encuentran en peligro de extinción, no son ajenos por tanto al hambre depredadora del Rey de la Creación. Quienes los han estudiado a fondo afirman que tienen sentido de la familia, de la muerte, de la amistad y de la lealtad. Saben lo que es un cadáver de su especie y parecen tratarlo con respeto… Y sí, parece que su capacidad de recuerdo llega incluso a superar la nuestra. De ahí lo de tener memoria de elefante.

Una investigación de la Universidad de Sussex, en Inglaterra, ha demostrado que los elefantes distinguen a los muertos de su misma especie, y hasta les rinden su particular homenaje póstumo. Dice el estudio, dirigido por la doctora Karen McComb, que estos grandes mamíferos pueden reconocer e interactuar con los restos de otros elefantes, incluso años después de su muerte, un comportamiento que hasta ahora sólo ha sido detectado en humanos. Los investigadores estudiaron varias manadas de elefantes del Parque Nacional de Amboseli, en Kenia. Conviviendo con éstos animales, pudieron comprobar que, cuando encuentran los restos de un paquidermo fallecido, se sienten obligados a tocar los huesos con sus trompas, y también levemente con las enormes pezuñas. Los investigadores colocaron delante de varios elefantes tres grupos de objetos: una calavera de paquidermo, junto a un trozo de marfil y otro de madera; el segundo eran tres calaveras, de elefante, rinoceronte y búfalo, mientras que el tercero estaba compuesto por varios huesos de tres elefantas matriarca. Los investigadores comprobaron que los elefantes sólo se interesaban por los restos de sus congéneres, sin prestar atención a las calaveras de otros animales.

El elefante representa la fuerza y la potencia, tanto física como mental y espiritual. En nuestra Tradición Cristiana, y en un manual titulado Simbología Románica de Manuel Guerra, se dice incluyendo imágenes de capiteles, que el elefante se consideraba en la Edad Media y entre otras virtudes, símbolo de clemencia y templanza. El yoga lo asimila al chakra Mulhadara, elemento tierra, dominio del centro real sobre las direcciones del espacio terrestre. En el Árbol de la Vida, que une el Cielo con la Tierra, el elefante está en la copa, de donde viene la luz que ilumina desde la cima hasta el valle. En la India y el Tíbet se representa a un elefante como sustentador de todo el Universo, de ahí su habitual utilización en arquitectura a modo de cariátide. En las enseñanzas búdicas, la reina Maya concibe al Buda al ser rozado su cuerpo durante el sueño por la trompa de un elefante joven, instrumento de la acción y bendición del Cielo para dar lugar al nacimiento del Avatara.

La imagen de un Rey que dispara a un elefante, es algo más incluso que un vil asesinato de un animal noble e indefenso, que ya es mucho. Representa el lado desalmado y armado del Ser Humano, del Rey de la Creación que pierde su cetro de Poder y su corona de Sabiduría por la caída de su Dignidad, una caída que en el plano físico se ha traducido y en esta historia en un tropiezo que rompe la cadera del cazador. La cadera cuyos problemas de caída, rotura,  dolores, artrosis, etc., nos indica simbólicamente y según Michel Odoul, tanto en el plano individual como colectivo, que atravesamos una situación donde lo básico de nuestras creencias profundas ha sido puesto en tela de juicio. El hecho de que esta articulación, que es el apoyo primigenio y fundamental de la pierna falle, significa que nuestros apoyos interiores más profundos, nuestras creencias más soterradas que están en relación con la vida, también nos fallan…

Ser Rey de la Creación no es una licencia otorgada a la Humanidad para dominar al mundo. Ser Rey de la Creación es una conquista individualizada al dominarse a sí mismo y servir al mundo... Del Rey de la Creación se espera que defienda la Vida con toda su Alma, no que la destruya con un arma.

viernes, 6 de abril de 2012

El Misterio de la Resurrección


           Durante los días de Semana Santa se conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Esta ritualización religiosa del mundo cristiano, ha ido derivando hacia una simplificación extrema, centrada en la expresión dramática y cruel de la muerte, de las llagas, del cuerpo sufriente sobre una cruz clavada en el monte Gólgota, de la sangre que atraída por la Ley de la Gravedad, se adentra en la tierra no sin antes viajar por los paisajes de una piel vilipendiada, flagelada, dolorida…
            El rito exoterizado se ha alejado del Alma del Conocimiento, de esa Sabiduría Esotérica y Cósmica, que revestida del Símbolo, nos habla de verdades y procesos universales que la propia Naturaleza expresa delante de nuestras propias narices… Porque el rito nació para entrar por los ojos y los demás sentidos, y no quedarse ahí, sino que quiere hablar al Corazón, busca despertar la Consciencia.
El gusano de seda, tras un período de crecimiento y engorde, comienza a segregar seda, con la que se envuelve hasta dar forma a un capullo, dentro del cual y pasado un tiempo, se producirá la metamorfosis que le hará resucitar, esta vez bajo la forma de una mariposa. Esto simboliza el paso de un ser terrestre a un status angélico.
            Jesús no expresó un milagro aislado y caprichoso, no protagonizó un prodigio único y arbitrario de magia, al margen de las Leyes y del Orden Universales. Jesús, desde su grandeza de Hombre que supo sacrificarse hasta ese extremo, y como Ser que integró Sabiduría y Amor, lo que hizo fue escenificar magistralmente una Verdad expresada por siempre en procesos físicos y metafísicos, en la Naturaleza y como propuesta de Realización y Ascensión para nuestro Ser Interno.
            No es casualidad que la Semana Santa se celebre al principio de la Primavera. Después del letargo invernal, de las hojas caídas, del reposo, una voz inaudible que se expresa como impulso de Vida Regenerada, grita al corazón mismo de todas las semillas: “Despertad a la Vida, creced y expresad todo vuestro potencial dormido, latente”.
            La semilla debe sacrificarse, morir como tal para dar paso a la majestuosidad del árbol, el que si todo va bien y recibe el agua, nutrientes y luz solar que precisa, alcanzará su máxima expresión, ofreciendo frutos y dando cobijo, sirviendo si acaso de simiente para otros tantos árboles. Este proceso, más allá del plano físico, también lleva implícito otro proceso ligado al Espíritu, a lo espiritual o metafísico. Si no morís, no viviréis, manifestó Jesús hace algo más de dos mil años. Y esta es la cuestión nuclear del mensaje. Esa muerte es en realidad la realización consciente de un proceso de limpieza, de cura, de transmutación o transformación por el cual nos despojamos de todo aquello que a nivel interno eclipsa y procura apagar nuestra original Luz, nuestra verdadera Esencia. Esta es la promesa del logro alquímico de transformar el plomo en Oro, de los Trabajos de Hércules, del milagro natural de la oruga que se convierte en Mariposa, etc. Es la trascendencia del ego hacia el Amor, el proyecto de despojarnos de nuestros defectos para expresar nuestra Luz sin eclipses ni nubes tormentosas…