Los recursos naturales del planeta Tierra permiten alimentar a toda la Humanidad, pero la forma de producir, gestionar y consumir alimentos en los países desarrollados, y también en algunos en vías de desarrollo, es lo que está permitiendo que una parte importante de la población mundial esté desnutrida y se esté muriendo de hambre, además de dañar gravemente al planeta.
Prestemos atención a los siguientes datos, y vayamos al grano:
-Para producir 1 kg. de carne son necesarios más de 20.000 litros de agua.
-La producción de 1 kg. de trigo sólo precisa unos 227 litros de agua.
-La producción de 1 kg. de arroz consume unos 454 litros de agua.
-La producción de una sola hamburguesa gasta combustibles fósiles equivalentes a los necesarios para conducir un coche pequeño durante 32 km. o el agua suficiente para 17 duchas.
-Cada segundo se generan 125 toneladas de residuos procedentes de la industria cárnica. Estos contaminan los ríos y producen gases tóxicos como amoníaco, metano y dióxido de carbono, contaminan la atmósfera, afectando la capa de ozono y contribuyendo al efecto invernadero.
-300.000 km2 de selva tropical son destruidos cada año como consecuencia de la necesidad de pastos para el ganado.
-La ganadería utiliza hoy en día el 30% de la superficie terrestre del planeta.
-La tala de bosques para crear pastos es una de las principales causas de la deforestación, en especial en Latinoamérica, donde el 70% de los bosques que han desaparecido en el Amazonas se han destinado a pastizales.
-El ganado contribuye 10 veces más a la contaminación del agua en comparación con la contaminación del hombre, y 3 veces más que la contaminación de la industria del aceite, carbón, acero, etc.
-El sobrepastoreo afecta al ciclo del agua, e impide que se renueven los recursos hídricos tanto de superficie como subterráneos. Los principales agentes contaminantes son los desechos animales, los antibióticos y las hormonas, los productos químicos utilizados para teñir las pieles, los fertilizantes y pesticidas que se usan para fumigar los cultivos forrajeros.
-Se estima que en los Estados Unidos el ganado y la producción agrícola de forrajes consumen el 37% de los plaguicidas, el 50% de los antibióticos y producen una tercera parte del nitrógeno y el fósforo que contaminan el agua. El sector genera también casi 2/3 partes del amoniaco que contribuye considerablemente a la lluvia ácida y a la acidificación de los ecosistemas.
-El ganado constituye un 20% del total de la biomasa animal terrestre, y la superficie que ocupa hoy en día, antes era hábitat de especies silvestres. En 306 de las 825 ecorregiones clasificadas por el Fondo Mundial para la Naturaleza, el ganado se considera actualmente una "amenaza", a la vez que 23 de las 35 "zonas mundiales de gran concentración de la biodiversidad" de la lista de Conservation International -caracterizadas por una grave pérdida de hábitats- resienten los efectos de la producción ganadera.
-La mitad de la pesca mundial va para alimentar ganado, así como el 91% del maíz, el 77% de la harina de Soya, el 64% de la cebada, el 68% de la avena y el 99% de las cosechas de sorgo (datos del departamento de agricultura de los Estados Unidos).
-Todo el ganado del mundo consume una cantidad de comida equivalente a las necesidades calóricas de 8.700 millones de personas, es decir más que la población total sobre la tierra.
-10 hectáreas sembradas de legumbres alimentan a 61 personas al día, mientras que las mismas 10 hectáreas con ganado alimentan sólo a 2 personas. 1 hectárea sembrada en soya produce 5 kg. de proteína que alimenta a 70 personas. 1 hectárea con ganado produce ½ kg. de carne que alimenta a 3 o 4 personas.
-El informe de CIWF de 1999 sobre "Ganadería industrial y medio ambiente" (Factory Farming and the Environment) dice lo siguiente: “La producción de proteínas animales representa un uso ineficiente de los recursos del agua y de la tierra. Los animales de granja convierten las proteínas vegetales en proteínas animales con una eficiencia baja —generalmente en torno al 30%-40% y sólo un 8% en el caso de la producción de carne de vaca—.(..) En las próximas dos décadas, se hará mucho más urgente el problema de cómo alimentar al menos a 8.000 millones de personas al mismo tiempo que se protegen los recursos naturales de la tierra, el agua, el aire y los animales salvajes. La extensión de factorías intensivas de animales por el mundo no se puede considerar como una solución sostenible”.
-La FAO estima que existen cerca de 840 millones de personas desnutridas. Esto es el 14% de la población mundial. Cerca de 25.000 personas fallecen a diario por enfermedades asociadas al hambre. Cada año 6 millones de niños menores de 5 años mueren de hambre y malnutrición. Con una expectativa de 9.000 millones de personas para el año 2050, una de las cuestiones más urgentes que encaramos como especie es cómo nos alimentaremos. Según algunas fuentes, con el 15% de los cereales empleados en el engorde de ganado se podría paliar el hambre crónica del llamado Tercer Mundo.
Los hábitos de consumo en los países en vías de desarrollo están cambiando hacia una alimentación que contiene cada vez proporciones más elevadas de productos de origen animal, lo cual agravará este problema en los próximos años. Las previsiones de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), debido al aumento de población y de poder adquisitivo de países como China y la India, indican que, si no se invierte la tendencia, la producción de carne y leche se duplicará antes de 2050.
Los informes del Center for International Forestry Research (CIFOR) señalan que el rápido crecimiento en las ventas de carne de res brasileña, ha acelerado la destrucción de la selva tropical de la Amazonia. Jeremy Rifkin, presidente de la Fundación de Tendencias Económicas afirmó en una entrevista que estamos destruyendo el Amazonas para alimentar vacas.
Cada día son más también las voces que claman para que los seres humanos abandonemos un sistema de ganadería intensiva que acaba con la vida de 6 millones de animales cada 30 minutos.
La producción de carne y lácteos es notoriamente ineficiente, energéticamente hablando. Todos los animales usan la energía de la comida para moverse, mantener su temperatura y su funcionamiento fisiológico. Esto significa que sólo un pequeño porcentaje de la energía obtenida del pienso se convierte en carne o lácteos. La eficiencia también se puede medir en términos de la tierra que se requiere para producir el alimento. Una persona con una dieta vegetal variada, con verduras, frutas, cereales y legumbres, puede requerir unos 700 metros cuadrados de tierra para producir todo su alimento. Reemplazando un tercio de estas calorías por las obtenidas de leche y huevos, se duplica la cantidad requerida (1.400 metros cuadrados). Una típica dieta europea omnívora requiere 5 veces más superficie.
Así, millones de personas del Tercer Mundo mueren a causa de enfermedades asociadas con la pobreza mientras las tierras donde podrían cultivar cereales, legumbres, frutas y verduras para alimentar a sus familias se destinan a alimentar al ganado para abastecer de carne barata a los consumidores de los países ricos. Y millones de estos últimos mueren de enfermedades favorecidas por el consumo de carne (ataques cardíacos, apoplejías, diabetes, cáncer...).
Con cientos de millones de personas que no obtienen el alimento necesario para satisfacer sus necesidades básicas, y miles de millones que no tienen acceso a agua limpia y segura, hay que encontrar métodos sostenibles para producir alimentos sin degradar la salud del planeta. A medida que avanzan las ciencias ambientales, es cada vez más evidente que el hábito de comer carne agrava problemas como la deforestación, la erosión, la escasez de agua potable, la contaminación atmosférica y del agua, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la injusticia social, la desestabilización de las comunidades y la extensión de las enfermedades.
Cuando le preguntaron a Ghandi, tras la independencia de la India, si ésta alcanzaría los niveles de vida británicos, el dirigente hindú replicó: “Gran Bretaña necesitó apropiarse de la mitad de los recursos del planeta para alcanzar su prosperidad actual; ¿cuántos planetas necesitaría un país como la India?”
Todos los datos anteriormente mencionados, y otros muchos, los podéis encontrar en la bibliografía manejada, relacionada al final de la presente entrada.
Después de leer y releer todos esos datos y cifras antes expuestos, es inevitable llegar a una clara conclusión: en los países desarrollados tenemos que cambiar nuestros hábitos alimenticios, especialmente en lo referido al consumo de carne. Tenemos que aplicar a toda esta información una visión humanizada y consciente, verlo desde un prisma ambiental, ético y del Bien Común. Próximamente analizaremos la cuestión del maltrato a los animales, con las repercusiones hacia éstos de la industria alimenticia y de otras actividades humanas.
A la luz de esta situación, hacerse vegetariano ya no es algo de gente rara, contracultural o hippie, sino un gesto de alta responsabilidad y conciencia, de respeto a la Tierra, a los animales y a uno mismo. Pero en este asunto, que cada uno ponga la carne en el asador que quiera. Unos se harán veganos, otros ovo-lacto vegetarianos, otros reducirán el consumo de carnes en su dieta, y otros comerán chuletón hasta no poder más… ¿No somos todos libres de hacer por nuestra cuenta lo que queramos? (se dice a menudo). Yo me pregunto qué pasará cuando países emergentes económicamente como China e India (ambos con más de 2000 millones de habitantes) lleguen a elegir libremente comer lo mismo que en los países occidentales. Pues nada, que habrá que retomar la carrera espacial y colonizar como mínimo un par de planetas habitables, llevando antes que nada ganado para producir carne para casi toda la Humanidad.
Existen tópicos repetidos sobre la alimentación. Uno de ellos es que hay que comer de todo. Esto es esgrimido especialmente cuando se quiere rebatir a los vegetarianos. Aquí hay un profundo error o confusión. Se confunde alimentación con nutrición. Es como si a un deportista le dijesen que para estar en forma tiene que practicar todos los deportes, cuando lo que tiene es que poner a punto todo su organismo. Alimentarse es el conjunto de funciones internas del organismo que permite incorporar en las células materiales denominados nutrientes. Estas, al utilizarlos obtendrán la energía y sustancias necesarias. Es de hecho frecuente, que personas que se alimentan o comen mucho, estén mal nutridas, por falta de una alimentación equilibrada.
Existen tópicos repetidos sobre la alimentación. Uno de ellos es que hay que comer de todo. Esto es esgrimido especialmente cuando se quiere rebatir a los vegetarianos. Aquí hay un profundo error o confusión. Se confunde alimentación con nutrición. Es como si a un deportista le dijesen que para estar en forma tiene que practicar todos los deportes, cuando lo que tiene es que poner a punto todo su organismo. Alimentarse es el conjunto de funciones internas del organismo que permite incorporar en las células materiales denominados nutrientes. Estas, al utilizarlos obtendrán la energía y sustancias necesarias. Es de hecho frecuente, que personas que se alimentan o comen mucho, estén mal nutridas, por falta de una alimentación equilibrada.
Aunque las necesidades diarias de nutrientes, difieren de una persona a otra, ya sea por su sexo, su metabolismo, su nivel de actividad física, u otros factores, aquí os incluimos una tabla con las cantidades diarias recomendadas y orientativas. Estas cantidades diarias recomendadas, son las Guideline Daily Amounts (cantidades diarias orientativas), según las recomendaciones del Committee on Medical Aspects of Food and Nutrition Policy (COMA), y del Scientific Advisory Committee on Nutrition (SCAN):
Nutriente
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Hombre
adulto |
Mujer
adulta |
Niño/a de
5 a 10 años |
Energía
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2.500 KCal.
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2.000 KCal.
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1.800 KCal.
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Proteína
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55 grs.
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45 grs.
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24 grs.
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Hidratos de carbono
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300 grs.
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230 grs.
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220 grs.
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Azúcar
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120 grs.
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90 grs.
|
85 grs.
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Grasa
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95 grs.
|
70 grs.
|
70 grs.
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Grasa saturada
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30 grs.
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20 grs.
|
20 grs.
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Sal
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6 grs.
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6 grs.
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4 grs.
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Sodio
|
2,4 grs.
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2,4 grs.
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1,4 grs.
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Fibra
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24 grs.
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24 grs.
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15 grs.
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Hoy día ya está más que demostrado, que para cumplir con esas exigencias nutricionales no es imprescindible la ingesta de carne, ya que lo que ella proporciona principalmente, o sea las proteínas, son igualmente suministradas por los cereales y las legumbres, que combinados entre sí aportan proteínas de alto valor biológico, con los ocho aminoácidos esenciales.
En Occidente generalmente se llega a la sobrealimentación y al sobrepeso por dos motivos. El primero es de carácter exógeno, ya que se ha hecho de la alimentación uno de los grandes negocios de las multinacionales, objetivo de la subyugación consumista de los especuladores. El otro motivo es endógeno. La gente sucumbe a esta continua oferta hipnótica y mediática de comer y comer, para llenar al parecer un vacío sin fondo. Este vacío, analizado a la luz de la Conciencia, no es más que el vacío interior de las personas, y que no radica en realidad en ningún espacio estomacal, sino en el Alma y el Corazón, pero esto la gente no lo sabe (o no lo quiere saber) y además son pocas las voces que pregonan públicamente esta realidad. Conviene matizar que ciertos casos de obesidad están motivados por desequilibrios metabólicos o endocrinos.
Es frecuente ver tanto a niños como adultos con la mirada clavada en la tele o el cine, viendo cualquier cosa, mientras engullen compulsivamente pipas, palomitas, patatas fritas, etc… En las reuniones de negocios, fiestas, desfiles callejeros, encuentros deportivos, bodas, comuniones, bautizos y hasta en algún que otro sepelio, se entretiene el personal comiendo, y comiendo además entre comidas, es decir, que todo esto queda al margen de lo que se tragarán en los otro cuatro ritualizados actos de comer: desayuno, almuerzo, merienda y cena… El pobre estómago, ha trabajado casi tanto como el cerebro y el corazón, obligado a hacer la digestión casi todo el día. O que decir de esos estúpidos concursos donde los participantes compiten a ver quien se traga más hamburguesas, donuts, huevos, etc. en un corto espacio de tiempo. Algunos pueden presumir de aparecer en el libro Guinness de los records.
Toda esta situación de ingestión compulsiva, llena los consultorios médicos y hospitales de enfermos con todo ese elenco de padecimientos propios de nuestra sociedad: sobrepeso, colesterol, enfermedades cardiovasculares. Otras veces, el culto al cuerpo desmesurado y extremo, y la insatisfacción con la propia imagen física personal, lleva a una cada vez mayor cantidad de jóvenes a enfrentarse a la anorexia y la bulimia…
La alternativa a toda esta situación, no podía ser otra que el despertar de la Conciencia. Es preciso comprender, ver de una vez, que toda nuestra cultura ha sido edificada desde el sueño, desde la más dolorosa inconsciencia, y aunque los responsables somos nosotros mismos, no es menos cierto que hemos sido y estamos siendo tratados por los poderes políticos y económicos que nos dominan, como verdadero ganado.
Nos han provocado, desde nuestra más tierna infancia, unas extrañas ceguera y sordera. Somos incapaces de ver el daño que nos hacemos a nosotros mismos, y el que le hacemos a los demás, ya sea por acción o por omisión. Somos incapaces de oír los gritos desesperados de nuestros hermanos del Tercer Mundo, los del reino animal y los de la propia Naturaleza, en cambio nos afanamos como sociedad avanzada en instalar potentísimos telescopios y radiotelescopios, para intentar ver y oír señales de vida a años luz de la Tierra.
Existe una deuda de perdón y de reparación de los actuales países ricos occidentales, para con los países subdesarrollados o Tercer Mundo. Países ricos que vertebraron sus estructuras industriales y económicas practicando desde antaño la invasión, la colonización, la esclavitud y el expolio de las riquezas naturales de esos países dominados.
Todos tenemos una cuota de responsabilidad personal, al margen de la que también tienen las empresas, instituciones y poderes públicos. Tomar conciencia implica hacer ciertos cambios en nuestras costumbres, en nuestras actitudes, cuya suma global deja una huella ecológica de dimensión planetaria. Evitemos por más tiempo ser carne de cañón de los intereses especuladores y de nuestra propia inconsciencia.
Francisco Pérez Paulete.
Bibliografía:
- ¿Comer carne es sostenible?.
- Cómo alimentar al mundo.
- 33 razones para ser vegetariano.
- La huella ecológica de comer carne.
- Manifiesto vegetariano, argumentos y razones para no comer carne.
- Productos animales y medio ambiente.
- Rebelión. 12 mitos sobre el hambre.
- Tierra XXI. Ecología y alimentación.
- Desde mi tejado. Razones de peso para ser vegano.
- Un mundo vulnerable (Jorge Riechmann).
- Animales como comida.