martes, 24 de enero de 2012

El agua sabe



   Frente a un cada vez mayor sibaritismo de nuestra decadente sociedad, que catapulta al agua a producto estrella de muchos y lujosos restaurantes, siendo catada por sensitivos paladares capaces de pagarla como oro, existe la otra cara de la moneda en la que en otras partes del mundo millones de personas carecen de agua potable. A pesar de ello, el agua seguirá ofreciendo sus maravillosas cualidades vitales e higiénicas, al margen de nuestro precario sentido de la justicia y la sostenibilidad.
       Ya se puede aseverar que el agua sabe mucho, no por su sabor (que siempre se ha dicho que es insípida), sino por la información y el mensaje que contiene. Así lo atestigua la interesante investigación llevada a cabo por el japonés Masaru Emoto, que desde hace más de 20 años investiga el agua y sus propiedades sanadoras. A través de diferentes muestras de agua, toma fotografías microscópicas de los cristales que se forman al congelarla, y los resultados varían dependiendo de los estímulos a los que se ha sometido el agua. De esta forma, palabras, pensamientos, emociones e incluso la música, son capaces de alterar o modificar la estructura molecular del líquido elemento, y consecuentemente a nuestro propio cuerpo, compuesto de un 70% aproximadamente de agua, afectando igualmente al planeta Tierra en su conjunto.

              Esta investigación, es otra evidencia más de que todo es Energía, y de que la Consciencia establece una red y una interrelación de influencias con todo lo existente. Todo está conectado. El concepto de lenguaje e información es algo que está siendo revisado desde la perspectiva de este nuevo paradigma de la Conciencia, que acabará con esta rebelión de las partes, de lo individual como exclusión y reclusión, esta forma de ser y de vivir que hemos venido sufriendo por tanto tiempo, y que nos ha traído tanta confrontación, destrucción y alienación...

             Aquí os dejo un documental que ilustra mucho mejor este trabajo apasionante del Dr. Emoto.


Francisco Pérez Paulete.

         

miércoles, 18 de enero de 2012

El calendario maya y el 2012


Existe un sentimiento en muchas personas de que estamos viviendo una etapa crucial para el planeta Tierra y la Humanidad. Un punto de inflexión, un salto para nuestra evolución colectiva, dentro de un proceso de cambio planetario y cósmico, todavía vagamente definido para muchos desde el intelecto.

Es un sentimiento caracterizado por una certeza que nace del pozo sin fondo de nuestro Ser Interno, sentimiento del que habla el Corazón utilizando al principio el lenguaje de la intuición, para alcanzar con el tiempo la certeza de la objetividad que aporta los hechos de nuestra actualidad.

Tirando del Hilo de Ariadna, y adentrándonos en el aparente laberinto que conforma la Sabiduría Perenne, en sus ramificaciones filosóficas, espirituales, artísticas y científicas, aquella que fue protegida y preservada desde la más remota antigüedad por el secreto y el símbolo, nos encontramos en el presente año 2012, después de haber dejado atrás el claro-oscuro calendario del siglo XX, repleto de grandes avances tecnológicos, médicos, sociales y humanos; de un sinfín de conflictos bélicos interminables; la caída de regímenes totalitarios; la carrera armamentística y amenaza nuclear; desastres ambientales que ponen en peligro la vida del planeta, etc…

Un dogma hasta ahora inquebrantable del viejo paradigma científico, ha sido la concepción del Tiempo como lineal. Esta idea también es compartida por las religiones. Según ambas visiones del mundo, todo nació de un punto y momento original, bien como Gran Explosión (Big Bang) o como Génesis (dogma creacionista religioso), para transcurrir consecutiva y linealmente hasta un final, que desde el actual concenso científico podría definirse como Gran Colapso (Big Crunch) o Juicio Final, Fin de los Tiempos, etc., (visión religiosa cristiana). La Respiración de Brahma de los hindúes (inspiración-expiración del proceso creacionista de Dios), no sería más que la versión espiritual anticipada del proceso de expansión-contracción del Universo. Ciencia y Religión, como vemos, comparte algún que otro postulado. No obstante, otras teorías científicas explican de diferente manera esta cuestión (Teoría del Estado Estacionario o de Creación Continua, Teoría del Universo Pulsante, etc.).

Pero antes del reinado de la Era Tecnológica y del Materialismo Ilustrado que nos ha tocado vivir, en la antigüedad el Tiempo era medido por la observación de los ciclos naturales y astronómicos. Todo giraba en torno a rotaciones cíclicas, porque así lo indicaba el paso de las estaciones, de la influencia diaria de las mareas, del día y la noche, las constelaciones, los eclipses, las cosechas…

Una de las culturas que definieron y detallaron de forma magistral el Tiempo Cíclico, así como el funcionamiento del Reloj Cósmico, fue la Maya.

A continuación, y para explicar en qué consiste el calendario de los mayas, reproducimos en letra cursiva parte del trabajo de José Argüelles:

La fecha 2012 viene del calendario cuenta larga Maya, el cual define un ciclo muy preciso de 1.872.000 días empezando el 13 de agosto de 3113 AC (14 de agosto de 3114 AC en la cuenta Juliana), y finalizando en el decisivo día, 21 de diciembre del 2012. Este intervalo de días es a menudo referido como “el Gran Ciclo.” Esto no es solo una cuenta de días fortuita, ya que integra el ciclo completo de la historia como la conocemos – esto es, desde el inicio de la primera dinastía en Egipto y la primera ciudad de Uruk en Iraq, ambas fechadas 3100 AC aproximadamente, al estado acelerado de la globalización, cambios de clima y guerra en el que nos encontramos. Sí, el final de la historia – ese es el significado del 2012. Y ¿quién puede dudar que el estado de los asuntos en el mundo hoy está en algún punto crítico de desmoronarse?
Pero, ¿quiénes eran los Mayas que pudieron llegar a tan preciso momento, y cuál era la naturaleza de su calendario que pudo ser usado para predecir y definir eventos como el inicio y el final de la historia?...
Principalmente entre los grandes logros artísticos y científicos de los Mayas estuvo su sistema de calendario único. Utilizando un sistema vigesimal (cuenta en veintes, distinto del decimal, cuenta de diez) con un cero posicional, las matemáticas que fundamentan el calendario Maya eran un fenómeno mundial totalmente único. Con este programa matemático los mayas idearon un elaborado sistema calendárico no igualado por ninguna civilización en este planeta. Con este sistema, empleando más de 17 calendarios simultáneamente, los Mayas calcularon innumerables ciclos del tiempo, todos grabados en un sistema de anotación único en sus monumentos fantásticos de piedra. Para los mayas, el tiempo es un medio fractal de sincronizar eventos que ocurren en diferentes eras y hasta sistemas de mundos…
Para los Mayas, el ciclo de 5125 años – 1.872.000 días que termina en el 2012 es un fractal de calibración del tiempo cósmico perfecto, sus dos indicadores claves son el 13 y el 20 – por ende 13:20, la frecuencia de tiempo natural. Estos dos factores – 13 y 20 – también crean el Tzolkin o índice de 260 permutaciones, la base de todos sus calendarios. Por ende, la medida de 1.872.000 días se divide perfectamente en 13 sub-ciclos de 144.000 días cada uno, ó 13 baktunes. Cada baktun se divide perfectamente en 20 sub-ciclos llamados katun de 7200 días cada uno, ó 20 katunes por baktun. Esto significa que hay 260 (13×20) katunes por 13 baktunes, y que actualmente estamos en los últimos seis años del katun número 260 de toda la Historia!.
El treceavo y último baktun empezó en el año 1618. Este es el año que marca efectivamente el comienzo de lo que se llama en el Oeste “revolución científica.” Esta fecha, 1618, también es conmemorada por la perfección del reloj mecánico. A pesar de que lo demos por sentado, este reloj, la base de la mecanización del tiempo, es la fundación de una civilización moderna, sin el cual la revolución industrial nunca hubiera ocurrido. Pero el calendario Maya también dice que la revolución científica, que comenzó en el año 1618, terminará, junto con toda la historia, 144.000 días más tarde, en el año 2012.
Notarán que el número de días en un baktun – 144.000 – es el mismo número que aparece tan prominentemente en el libro número 27 del Nuevo Testamento, el Libro del Apocalipsis:
“Luego escuche el número de esos que fueron sellados: 144.000 de
todas las tribus de Israel…” 7:4
“Luego mire y allí ante mí estaba el Ciervo parado en el Monte Zion,
y con él 144.000 quienes tenían su nombre y el de su padre escrito en
sus frentes.” 14:1
“Y cantaron una nueva canción… y nadie pudo oír la canción excepto
los 144.000 que habían sido redimidos de la tierra.” 14:3-4
¿Es mera casualidad que el número de la medida del tiempo para contar los días hasta la “Hora” del último día en el “fin del tiempo”, y el número de los elegidos redimidos de la tierra son el mismo, 144.000?...
            Bueno, José Argüelles cuando habla del fin de la Historia según los mayas, se está refiriendo al fin de un ciclo, de una etapa, era o como lo queramos llamar. En internet existe mucha información respecto al calendario Maya. Al final muestro algunos videos que considero especialmente ilustrativos sobre este tema.
            El materialismo y la inconsciencia en la que se ha sumido la Humanidad contemporánea, ha alejado a la misma del conocimiento de ciertas Leyes Universales, de ciclos periódicos que regulan e impulsan de forma espiral la evolución de la energía en sus variadas formas, de la vida en el universo. El Ser Humano no escapa a ese Impulso Ascensional. Y no nos debería resultar tan extraño que esto sea así, ya que nosotros mismos hemos organizado nuestro sistema educativo en base a cursos, ciclos, etapas ascensionales que van desde niveles primarios a ciclos especializados universitarios… ¿Acaso nuestras creaciones humanas no son el desdibujado y opaco reflejo de realidades y procesos superiores, cósmicos, que apenas empezamos a vislumbrar?
            La parcialidad y la disgregación, unido a un letargo e inconsciencia colectivos, atrofió en muchos la capacidad crítica y autocrítica de las personas, amén del sentido de síntesis, esa capacidad de vislumbrar el mensaje final y total del puzle de la Vida, del enigma subyacente en cada una de las piezas que unidas e interrelacionadas dan forma y sentido a un Todo…
            Cada día los medios informativos nos atiborran con noticias de economía, de dinero, de crisis financiera, de efímeras confrontaciones deportivas, de conflictos bélicos, etc. Los analistas y comentaristas mediáticos tan solo ven la parte sensorial y materialista, egoísta, de esos acontecimientos… Pero hay más, y a cada uno se le ofrece en estos vitales y cruciales momentos ver más allá de sus propias pestañas, hilando desde la perspectiva integral aconsejada por un Maestro como Jesús, cuando dijo: “el que tenga ojos para ver, que vea y oídos para oir que oiga”. Es un llamado a despertar nuestra Conciencia y trascender el sueño dualista.
            Francisco Pérez Paulete.