martes, 20 de diciembre de 2011

Poesía. "Atardecer que anuncia la Navidad"




Esta poesía la escribí al atardecer de un 24 de Diciembre de hace algún tiempo, mientras contemplaba una puesta de sol sobre Castro Marín (Portugal), sentado al otro lado del río Guadiana (Ayamonte, España), en un lugar elevado y rodeado de almendros y desnudas higueras. Quiero compartirla con todos vosotros y vosotras, y desearos de todo Corazón una Feliz Navidad, la que conmemora el nacimiento del Gran Maestro Jesús, quien nos marcó de forma tan ejemplar el Camino Iniciático de Ascensión.


Lágrimas de almendro partido en dos
de resina de ámbar destello
tarde de invierno recién parido
puerta abierta al Corazón

Murmura el viento suavemente
sobre un río cubierto de plata
suspiros, emociones que calman mi Alma,
de una sed que persevera

Higueras retorcidas, secas
de sueños estivales y latente Vida
pájaros, cantos, silencio
olvidándome del Tiempo

Ya susurra Helios que se va
en un abrazo de pasión tras Lusitania
encalada Luna que murmura
versos de Amor por Navidad

Francisco Pérez Paulete

sábado, 10 de diciembre de 2011

El Becerro de Euro


Acapara los programas de radio, los informativos televisivos, los periódicos, los debates. Está en las ondas, en el aire que respiramos, en las mentes de los intelectuales, en las conversaciones de cualquier bar, en el humo de los cigarrillos, en cualquier esquina, y hasta en la sopa… En España, y supongo que en gran parte de Europa no se habla de otra cosa: El Euro y su crisis.

Los principales mandatarios de la vieja Europa, no paran de ir de un lado para otro, reuniéndose cada dos por tres, encabezados y dirigidos por la Sra. Merkel y el Sr. Sarkozy (Alemania y Francia). El dinero es el problema, y su elenco de nefastas consecuencias: divergencia fiscal, acoso de las agencias de rating, refinanciación de los bancos, la prima de riesgo, la deuda pública, la inflación, la contención del gasto…

Y es que el Becerro de Euro se tambalea, a modo de reproducción actualizada de aquella bíblica y antigua historia, cuando el pueblo de Israel en su camino hacia la Tierra Prometida, y aprovechando la ausencia de Moisés (cuando éste subió al Sinaí para que Dios le entregase las Tablas de los Diez Mandamientos), fundieron la diversa joyería de oro que llevaban, dando forma a aquel llamado Becerro de Oro, bajo la dirección de Aarón, sacerdote y hermano de Moisés. Es interesante releer todas estas viejas historias religiosas y otras tantas míticas desde una visión y versión actualizada en la dimensión de la Consciencia, la inconsciencia, las pasiones y los anhelos de la Humanidad. Historias y creencias que no hacen más que escenificar sobre el teatro de la Vida, nuestras luces y sombras, para apuntar finalmente el Camino de Salida y de Liberación, la Escalera de Ascensión.

Nuestras joyas interiores, nuestros más preciados valores humanos como son la Generosidad, el Amor, la Paciencia, el Arte y la Sabiduría, son todas joyas de Oro que hemos fundido entre todos, que hemos entregado a los Aarón de hoy día, sacerdotes de la política, dirigentes que sobre el horno de la ambición y la avaricia han dado forma a ese becerro falsamente reluciente, y que llaman dinero, moneda, euro. Y se ha sucumbido a esta seducción hipnótica por la ausencia de la Voluntad-Corazón, ese aspecto de nuestro Ser aquí simbolizado por Moisés, quien finalmente bajó de la Sagrada Montaña Sinaí con los Diez Mandamientos, después de su encuentro con Dios (o el reflejo del descenso de la Consciencia al plano mental y material).

 Los defectos y pasiones nos encarcelan desde esa mente soporífera, la que adora y vive para los sentidos, la que en ese estado nos incapacita para comprender y valorar la trascendencia de la Sabiduría Perenne, esos conocimientos y disciplinas que iluminaron la Filosofía, la Espiritualidad, la Poesía, el Arte, etc., y que fueron forjados sobre las tablas del Amor y el sacrificio de muchos Sabios y Maestros a lo largo de nuestra ondulante Historia. Esa rebelión, desconfianza e impaciencia del pueblo israelita en su largo camino hacia la Tierra Prometida, resume simbólicamente la enraizada obcecación humana que da la espalda a la Consciencia para dormirse en sus errores.

Ya no hay vuelta atrás, la solución a la llamada crisis económica que venimos sufriendo no pasa por recuperar el viejo estado de cosas. Pocos aún se dan cuenta que las crisis en sí mismas traen la solución, las crisis son el Despertador, las que tras la noche profunda y oscura nos zarandea para que despertemos.

Es curioso el final de esta historia bíblica del Becerro de Oro, pues ese mismo pueblo que lo mandó construir, lo acabó bebiendo diluido en agua, después de que Moisés ordenara destruirlo, volviéndolo a fundir. El agua viene a simbolizar las emociones, y el hecho de beber ese oro no indica otra cosa que digerir e interiorizar ese error, transmutar el oro hacia dentro, lo que nos acaba conduciendo a la senda alquímica de la Ascensión.

Francisco Pérez Paulete.